El arranque de 2021 ha venido acompañado de una nueva explosión de la cotización de Bitcoin en los mercados de criptomonedas. Y como es habitual, a raíz de la pulsión popular por el dinero fácil, existe un debate sobre si Bitcoin tiene futuro o si se ha convertido en un simple juguete especulativo.
Bitcoin en la teoría
Nadie duda que Bitcoin y su tecnología subyacente blockchain, aportan una interesante propuesta. Es un claro ejemplo de uso inteligente de la tecnología.
Inventar una moneda digital criptográfica que registra todas sus transacciones de forma anónima suena bien. Hacerlo en un libro protegido también mediante criptografía en una cadena de bloques inmutables es genial. Almacenar dicho libro de forma pública en una red de nodos descentralizados es muy interesante. Y que su sistema de consensos horizontales permita validar las transacciones de forma colaborativa sin una autoridad central parece una auténtica revolución.
Ahora bien ¿Es posible implementar una moneda descentralizada? ¿Bitcoin desbancará en el futuro el sistema monetario actual? ¿O se limitará a unos pocos millones de transacciones anuales de inversores que solo buscan alta rentabilidad?
El futuro de Bitcoin como moneda de uso general es imposible
Bitcoin no va a poder ser una moneda de uso general. Y esto es así porque hoy no es posible descentralizar y consensuar un libro de registros inmutables, que va creciendo de forma masiva y constante, por mucho tiempo.
El primer y principal problema de Bitcoin es que tiene unos límites de escalabilidad de 10 minutos en crear cada bloque de solo 1 Mb de tamaño. La red actual es capaz de procesar entre 3,3 y 7 transacciones por segundo. Con ese límite lo va a tener difícil para competir con las monedas tradicionales de uso general. Solo VISA es capaz de procesar unas 65.000 transacciones por segundo.
La propia arquitectura radicalmente descentralizada es una ratonera para su escalabilidad, tanto en su propagación por la red como en su consenso distribuido por los mineros. Recordemos que dicho consenso usa el algoritmo de Proof of work para consensuar de forma descentralizada el sellado de cada bloque. Este algoritmo consiste en una competición salvaje entre mineros para resolver por fuerza bruta un acertijo (encontrar un hash que comience por ene ceros del bloque a sellar).
Para computar dichas validaciones, el Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge ha estimado que la red Bitcoin consume más electricidad que países enteros como Argentina, Suiza o Finlandia. No está nada mal para una moneda que sólo realiza unos pocos millones de transacciones especulativas anuales y que nadie usa para el intercambio real de bienes ni servicios.
¿Y si cambiara Bitcoin?
En un mundo sobre explotado y calentado por un consumo de energía desbocado no parece muy sensato apostar por una locura así. Pero no seamos aguafiestas. Pongámonos en la loca hipótesis de que colonizamos otros planetas para producir la energía que necesita Bitcoin. Imaginemos además que en algún momento del futuro se cambie el protocolo (en cuanto a consenso y propagación), y la tecnología permitiera escalar el sistema hasta un número de transacciones similar al del uso de una moneda tradicional.
Pues bien, entonces llegaríamos a otro problema. Si la gente usara Bitcoin de forma masiva, como por ejemplo para comprar el pan, en poco tiempo su blockchain crecería en un orden de magnitud muy superior al actual. Y entonces para calcular el simple saldo de una billetera, se requeriría computación y almacenamiento masivos.
Estos recursos físicos no están al alcance de cualquiera y a la larga de nadie, por lo que la mayoría de nodos de la red pronto serían inviables.
Es como si cada vez que quisiéramos comprar algo en euros, todos los nodos de una imaginaria red del «Banco Descentralizado Europeo» tuvieran que comprobar las transacciones que se han hecho en toda la historia del Euro (desde el 1 de enero de 1999), para poder validar la nuestra. Una y otra vez, por cada transacción, y encima en cada nodo de la red. Incluso con cache, índices o segundas capas de ayuda ¿Somos capaces de imaginar lo absurdo e inútil en términos de eficiencia que sería?
Una autoridad central como salvación de Bitcoin
A raíz de la crisis financiera de 2008 hemos dejado de confiar en los bancos. Tampoco confiamos en los gobiernos. Son autoridades gobernadas por personas corruptas que anteponen sus intereses a los de la mayoría. Bitcoin fue una de sus respuestas. Teníamos muchas ganas de creer que la suma de inmutabilidad, criptografía y Ley de Moore, iban a librarnos de los bancos.
Pero la realidad es que si intentáramos usar Bitcoin como moneda de uso general, la única posibilidad de poder procesar transacciones masivas, una vez alcanzados los límites físicos, sería añadiendo una autoridad central en la que confiar, para que hiciera parte del trabajo. Es decir, un banco de toda la vida con un envoltorio de modernidad digital.
Una autoridad que acabaría con el sueño de la descentralización, el sentido esencial de Bitcoin y con su auténtico valor diferencial frente a la banca convencional: No tener que confiar en una autoridad.
Blockchain tiene usos interesantes en sistemas descentralizado pero con la tecnología actual es ineficiente y a la larga imposible para el uso realmente masivo y descentralizado.
Bitcoin y la divinidad
Y cuando hablo de Bitcoin me refiero al sueño de un dinero sin autoridad central y con uso general en la economía. Es el mismo sueño de la inmutabilidad del alma pero que en un mundo físico y finito, no es posible.
Si un sistema blockchain registrara un comportamiento humano de forma inmutable y masiva a lo largo del tiempo, en algún momento contendría tanta información que ninguna computadora conocida sería capaz de procesarla, solo Dios podría.
¿Y un futuro Bitcoin cuántico?
Todo este razonamiento está basado en los límites físicos de la computación que ha ido creciendo de forma constante hasta ahora. Según la Ley de Moore cada dos años se duplica el número de transistores de un microprocesador, aunque se prevé un cercano estancamiento en su crecimiento.
¿Qué pasaría si en el futuro la tecnología cuántica permitiera un Bitcoin cuántico? ¿ Sería entonces posible implementar de forma masiva una moneda digital cuántica descentralizada con un blockchain de uso comercial? Pues a medias.
La computación cuántica y las redes cuánticas podrían resolver parte del problema. En concreto, el almacenamiento, procesamiento y propagación por la red de las transacciones. Pero los mineros seguirían necesitando quemar su hardware cuántico para competir con otros ordenadores cuánticos. Por lo tanto el consumo de energía desbocado continuaría.
En cualquier caso entramos en la apuesta por una física teórica que no sabemos si será posible implementar con éxito. Hoy hay serias dudas de ello. Y aunque se consiguiera lo más probable es que solo estaría al alcance de las autoridades.
Hoy Bitcoin es lo que es
Con esto no quiero decir que Bitcoin no sirva para nada. Solo digo que tiene unos límites físicos que no le permiten compararse con una moneda real. Tampoco puede ser un sistema de pago de uso general. Es un prototipo de sistema interesante, que podría dar servicio a una microeconomía alternativa como hizo en los primeros años.
Pero la llegada de la especulación lo ha sobrevalorado y hecho tan volátil que difícilmente va a servir de nuevo como «moneda» en ningún micromercado real de bienes y servicios. Y como es imposible su uso general, masivo y descentralizado, difícilmente podrá salir del mercado especulativo de las criptodivisas.
Un interesante artefacto que a la práctica solo servirá para especular, arruinar a mucha gente cuando pinche su burbuja y acelerar el calentamiento global del planeta.
Interesante artículo Daniel, me has descubierto la nueva y poderosa herramienta del Block chain. He invastigado por la Red y me ha sorprendido esta definición : La gran ventaja de Blockchain es que permite registrar una transacción, contrato o cualquier otro tipo de actuación en internet de manera verificable, infalsificable y transparente, sin necesidad de que un tercero verifique su validez.»
Dicho de otro modo, toda transacción es oculta y nadie puede gobernar su libertad.
Aunque como todo tiene su otra cara de la moneda.»Además, permite sumar a la cadena con la misma fiabilidad el historial de evolución que pueda tener ese acuerdo. Esto es extrapolable a cada pago, cada contrato, cada tarea, que tendrían un registro FEHACIENTE» para mantener la esencia del primero la tecnología sería desproporcionada y poco eficiente. El sistema actual le gana por goleada en este sentido.
Suena bien, será cuestión de coger lo mejor de los dos mundos. (si es posible) 🙂
Gracias por el aporte compañero